Las orcas, al igual que los delfines y las ballenas, necesitan salir cada cierto tiempo a la superficie del agua para respirar, ya que cuentan con pulmones y no pueden obtener del agua todo el oxígeno que necesitan, como lo hacen los peces.
Las orcas son cetáceos odontocetos (tienen dientes) y están emparentadas con los delfines oceánicos. Pertenecen al género Orcinus, por lo que están consideradas como los delfines de mayor tamaño del mundo, llegando a medir hasta casi 10 metros de largo y pesar hasta 5 toneladas.
Son animales que no tienen depredadores naturales, por lo que su dieta incluye muchos otros mamíferos marinos, como las focas y ballenas de mayor tamaño. Tienen unos poderosos dientes en forma de cono que suman 50, que los convierte en una especie muy efectiva para cazar.
¿Cada cuánto necesitan subir a la superficie?
Cada 4 o 5 minutos es el tiempo que debe salir una orca a la superficie para tomar aire, aunque algunas de ellas pueden contener la respiración durante 15 minutos.
Cuando toman aire, lo hacen a través de un espiráculo, que es un orificio único que tienen sobre la cabeza. El espiráculo es una válvula dorsal que se cierra cuando se sumergen y, aunque parezca extraño, a diferencia de los humanos, las orcas hacen todo esto de manera voluntaria, es decir, desde su cerebro controlan su proceso de respiración.
La sangre de las orcas es sumamente alta en hemoglobina. En sus músculos hay una proteína que les permite dosificar el oxígeno, para soportar durante mayor tiempo las ganas de respirar, o que sufran una deficiencia de oxígeno.
Al salir, el espiráculo se abre, expulsando un fuerte chorro de vapor de agua y gases generados por el proceso respiratorio. Es entonces cuando este cetáceo toma todo el aire que puede para llenar nuevamente sus pulmones. Realiza de dos a cinco inhalaciones y se vuelve a sumergir.
¿Existe peligro de que se ahoguen?
Las orcas no tienen un sueño profundo y suelen descender a las profundidades un promedio de 61 metros. Mientras duermen a ratos, su cerebro les indica que deben respirar y están todo el tiempo sumergiéndose y emergiendo, evitando ahogarse.
Los ecologistas y protectores de la fauna suelen advertir la importancia de que el agua del mar esté libre de contaminantes y basura. Se han encontrado orcas y otros delfines que han muerto porque no pueden respirar, o se envenenan durante derrames petroleros o vertidos tóxicos.
También se han visto casos de animales marinos enredados en bolsas de plástico que les tapan el espiráculo, o aquellos que quedan atrapados entre las redes de pesca.