Las luciérnagas forman parte de la familia de los lampíridos, caracterizados por su facultad de emitir luz. En la actualidad, existen más de 1.900 especies de lampíridos que suelen encontrar en zonas húmedas, como bosques y pantanos, donde las larvas disponen de una gran fuente de alimento. Las luciérnagas, a diferencia de otros insectos luminiscentes, disponen de un par de alas que les permiten volar.
¿De qué se alimentan las luciérnagas?
Las luciérnagas en su fase de larva viven en el suelo y se alimentan, principalmente, de caracoles y babosas. Por este motivo, suelen habitar en lugares húmedos donde estos moluscos abundan. A veces también pueden ingerir lombrices y otros insectos pequeños.
En su fase adulta, las luciérnagas no comen. Durante su etapa larval ingieren la mayor cantidad de alimento posible para disponer de reservas cuando alcancen la etapa adulta. Esto es así debido a la corta esperanza de vida de los machos adultos, que suelen acabar siendo devorados por la hembra después del apareamiento.
La bioluminiscencia es empleada por las luciérnagas durante el apareamiento en un complejo diálogo entre la hembra y el macho. Durante las noches cálidas, los machos sobrevuelan el terreno mientras emiten destellos de luz.
Cada especie emite una secuencia de destellos de luz característica. Las hembras pueden responder a esos destellos y así atraer a los machos que las sobrevuelan. La luz es generada por un órgano especial que lo produce mediante un proceso de oxidación de la luciferina, este proceso es el que recibe el nombre de bioluminiscencia.
Días después del apareamiento, la hembra pone los huevos bajo tierra. Los huevos son incubados durante unas 4 semanas y es entonces cuando salen de ellos las larvas de luciérnagas que construirán una madriguera en el suelo o en la corteza de los árboles para refugiarse.