Las tortugas, tanto marinas como terrestres, son uno de los reptiles más antiguos de nuestro planeta. Algunos científicos sitúan la aparición de la primera tortuga hace más de 200 millones de años. Estos asombrosos animales se caracterizan principalmente por disponer de un robusto caparazón que protege su corto y ancho cuerpo. El caparazón de las tortugas cuenta con unos orificios por los que salen las patas, la cabeza y la cola. Gran parte del esqueleto de las tortugas está soldado a su caparazón, lo que impide que puedan salir de él.
Esperanza de vida de una tortuga
Como sucede con la gran mayoría de especies animales que hemos analizado en este blog, la esperanza de vida de las tortugas varía en función de la especie, el clima, el tamaño, la alimentación, etc. Las tortugas acuáticas o semi-acuáticas que tenemos en casa tienen una esperanza de vida entre 10 y 20 años, las terrestres salvajes entre unos 50 y 80 años y las marinas entre 80 y 100 años. Aunque algunas especies, como las tortugas de las Galápagos pueden llegar a superar los 100 años de vida. La tortuga más longeva de la historia desde que se tienen registros llegó a alcanzar los 152 años de edad.
Algo que muy poca gente sabe es que las tortugas no cuentan con dientes, sino que tienen un pico muy parecido al de las aves que recubre su mandíbula. Las tortugas terrestres son mayoritariamente vegetarianas, aunque hay algunas que complementan su dieta con insectos o moluscos. Desafortunadamente, la dieta que se les suele dar a la mayoría de tortugas terrestres suele basarse en el consumo de dos productos: lechuga y tomate. Una dieta que, como podréis imaginar, dista mucho de la que comería una tortuga en su hábitat natural.
Al igual que los huevos de las aves y del resto de reptiles, los huevos de las tortugas están recubiertos por una membrana vitelina, 3 capas de albumen y cutícula. Los huevos de estos reptiles son colocados en la tierra y son incubados por irradiación solar. Por lo tanto, están expuestos totalmente a las condiciones climatologicas. El sexo de las tortugas viene determinado por la temperatura a la que los huevos han sido incubados. Si las temperaturas de incubación son elevadas, obtendremos un porcentaje más elevado de hembras y, si son más bajas, el porcentaje de machos será mayor que el de hembras.