Las serpientes son reptiles carnívoros alargados y carentes de patas. Se las puede distinguir de las lagartijas sin patas por su falta de párpados y de orejas externas. Como todos los animales escamosos, las serpientes son reptiles vertebrados cubiertos por escamas. Como las lagartijas, de las que evolucionaron, tienen un cráneo de articulación laxa y la mayoría pueden dislocar el maxilar inferior con el fin de ingerir presas mucho más grandes que su propia cabeza. Con el fin de acomodar su cuerpo estrecho. Algunas especies conservan una pelvis con un par de garras vestigiales a ambos lados de la cloaca.
Esperanza de vida de una serpiente
Las serpientes tienen una esperanza de vida relativamente larga, aunque todo dependerá del tamaño, la especie y el hábitat en el que se encuentren. Por lo general, las especies más pequeñas suelen vivir un máximo de 12 años, mientras que las especies más grandes pueden llegar a alcanzar los 40 años de edad sin problemas.
Actualmente las serpientes han colonizado un amplio abanico de hábitats de todo el mundo, exceptuando el norte de Canadá, Islandia, Groenlandia, Irlanda, el extremo norte de Escandinavia, Rusia, Nueva Zelanda, Alaska y la Antártida. En la actualidad se conocen más de quince familias de serpiente distintas, que incluyen 456 géneros y más de 2.900 especies. Su tamaño varía desde los 10 cm de largo hasta los 7,6 metros. Se cree que las serpientes evolucionaron de lagartijas excavadoras o acuáticas durante el período Cretácico.
La mayoría de especies no son venenosas, y las que lo son utilizan el veneno más bien para matar y someter las presas que por autodefensa. Sin embargo, algunas tienen un veneno lo suficientemente potente como para causar lesiones dolorosas o, incluso, la muerte a los humanos.
El registro fósil de las serpientes es relativamente pobre porque el esqueleto de la serpiente es típicamente pequeño y frágil, haciendo que raramente se fosilicen. Sin embargo, en Sudamérica y África se han descubierto especímenes de 150 millones de años de antigüedad, fácilmente identificables como serpientes, pero con rasgos esqueléticos parecidos a los de los lagartos. Existe un consenso, basado en el anatomía comparada, que las serpientes descienden de los lagartos. Las pruebas fósiles sugieren que las serpientes podrían haber evolucionado de lagartos excavadores durante el período Cretáceo.
Una serpiente fósil primitiva, Najash rionegrina, era un animal de dos patas excavador dotado de sacro y era completamente terrestre. Un análogo viviente de estos antepasados putativos es el monitor falto de orejas Lanthanotus de Borneo, aunque también es semiacuático. Según esta hipótesis, características tales como los párpados fusionadas y transparentes y la pérdida de orejas externas evolucionaron para hacer frente a las dificultades de un estilo de vida fosorial, tales como rasguños en las córneas o la entrada de suciedad en los oídos.