Las ranas pertenecen al grupo de los anfibios sin cola (anuros), que incluyen también a los sapos. Se han contabilizado unas 6.608 especies de anuros y cada día se siguen descubriendo nuevas especies.
El sistema de respiración de las ranas funciona de dos maneras: a través de la absorción del oxígeno del agua mediante la piel (respiración cutánea) y la respiración pulmonar.
Si se encuentran fuera del agua, las ranas respiran con ayuda de sus pulmones, mientras que si están sumergidas, el proceso de respiración ocurre a través de la membrana capilar.
Sistema respiratorio de las ranas en el agua
Mientras están en la etapa de larvas o renacuajos, las ranas cuentan con branquias internas, mediante las cuales respiran bajo el agua o el lodo, extrayendo el oxígeno necesario, al igual que lo hacen los peces. Cuando están en esta etapa, no tienen cuello y cuentan con una cola.
Al crecer, los renacuajos van perdiendo sus colas y se les desarrollan las patas y los pulmones, lo cual puede llevar desde pocas semanas a 3 años, dependiendo de la especie.
Después, su respiración se realiza de forma cutánea. La piel de las ranas permite que el oxígeno, el dióxido de carbono y el agua traspasen la membrana capilar, garantizándoles la respiración cuando están sumergidas.
Unos pequeños vasos sanguíneos en la superficie de la piel recogen el oxígeno y lo envían directamente a la sangre.
Sistema respiratorio de las ranas en tierra
Al estar fuera del agua, la rana necesita bombear para permitir la entrada del oxígeno y efectuar la respiración pulmonar. Como cuentan con pulmones muy parecidos a los de los mamíferos, pero no disponen de diafragmas ni costillas, la respiración se hace con ayuda de la boca, la garganta y la nariz, con movimientos pulsantes.
Gracias a este movimiento constante de la garganta, la rana hincha esta parte de su cuerpo para que el aire entre por la nariz y lo comprime empujándolo hacia los pulmones.
Las ranas tienen la piel más delgada que los sapos. Como pasan más tiempo en el agua, necesitan que la humedad permee con facilidad. Los sapos, por su parte, tienen la piel mucho más gruesa y utilizan más sus pulmones, lo que les permite vivir en ambientes secos.
Algunas especies han tenido que evolucionar de manera diferente y modificar sus sistemas respiratorios para sobrevivir a las condiciones ambientales. La rana de cabeza plana de Borneo, por ejemplo, carece de pulmones y solo realiza su respiración vía cutánea.