Animales que vuelan

Para que los animales puedan volar, sus cuerpos y sus alas deben estar adaptados a la aerodinámica, a las variaciones de presión y corrientes de aire ascendentes que les permiten mantener el vuelo y desplazarse en búsqueda de alimento, reproducción y migración.

Las aves y mamíferos voladores, al mover sus alas hacia abajo, empujan el aire, lo que les permite elevarse. Al aletear constantemente pueden desplazarse y cubrir las distancias que necesitan para conseguir alimento y sitios que les sirvan para protegerse de los depredadores y hacer sus nidos.

Las alas de las aves son planas por debajo y curvadas en la parte superior, para que la diferencia de presión les permita mantenerse en el aire.

Volar: una suma de elementos

No todos los animales con alas necesitan aletear para elevarse y mantener el vuelo. Los albatros, buitres, águilas y el cóndor de los Andes, por ejemplo, pueden planear. Tienen alas muy largas y bordes extremadamente aerodinámicos para jugar con las corrientes de aire y sostener durante largo tiempo su desplazamiento por los cielos, sin gastar tanta energía mientras cazan o buscan animales muertos para comer.

Los animales que vuelan disponen de otros elementos en sus cuerpos que les ayudan con la aerodinámica. Sus estructuras óseas son livianas y resistentes, con huesos huecos. Cuentan con bolsas de aire y mecanismos en el sistema respiratorio que les permiten nivelar la presión del aire interna con respecto a la presión externa. Las plumas de sus colas o las patas las mueven a modo de timón, para girar y cambiar de dirección.

La complejidad del desplazamiento y modo de planear de los animales que vuelan es una habilidad que desarrollaron hace 200 millones de años, como parte de la evolución de los dinosaurios.

Una categoría extensa

Entre los animales que vuelan hay desde insectos, como moscas, abejas y mariposas, hasta muchísimos tipos de aves (canarios, loros, cacatúas, etc.), reptiles (lagartijas voladoras), anfibios y mamíferos voladores o planeadores (murciélagos, vampiros).

Hay aves muy rápidas. El halcón peregrino y el águila dorada pueden volar a 160 km por hora. Otros muy veloces son el colibrí (110 km/h), gaviota (60 km/h), búho (65 km/h) y estornino (80 km/h).

Entre las especies más raras que pueden planear están las serpientes y ranas voladoras, también hay lagartijas, como los Dracos, que saltan desde lo alto de los árboles. Las ardillas voladoras pueden planear desde 288 pies. El lémur volador cuenta con extremidades y cola conectados por colgajos de piel que le permiten planear.

Otros animales raros que vuelan o planean son los que lo hacen desde el mar. Las  mantarrayas voladoras, los calamares voladores y los peces voladores son todo un espectáculo. Los peces voladores se impulsan casi 50 metros fuera del agua y planean horizontalmente 1.300 pies, a una velocidad de 65 km por hora.

Hay aves que, a pesar de contar con plumas y alas, no pueden volar. Existen unas 60 aves que no vuelan, entre ellas están el pingüino y el avestruz.